Por: Carolina Muñoz
Kamala Harris hizo historia esta semana al posesionarse como vicepresidenta de los Estados Unidos. Harris no solo es la primera mujer en ocupar el cargo, sino que también es la primera persona negra y de ascendencia asiática en llegar a la Vicepresidencia. Desde el momento en que se anunció la victoria de la fórmula Biden-Harris, la ahora vicepresidenta ha sido enfática en que, si bien ha sido la primera mujer en llegar al cargo, no será la última. Que eso sea así dependerá de que se tomen las medidas necesarias para cerrar la enorme brecha entre mujeres y hombres, no solo en EEUU, sino en el resto del mundo,
Es importante anotar que, en cuanto a derechos de las mujeres, hay mucho camino por recorrer. Las cifras de violencia de género son alarmantes en todo el mundo y la pandemia, que ha obligado a muchas familias a permanecer en casa, ha exacerbado la violencia en contra de la mujer. En Colombia solamente, en lo corrido del 2021 ha habido más de 20 feminicidios.
Las mujeres en todo el mundo nos enfrentamos al no reconocimiento de nuestros derechos reproductivos. No solo debemos enfrentar cifras alarmantes de violencia sexual, sino que en muchos países está criminalizado el aborto, lo que lleva a abortos clandestinos, que pueden terminar en la muerte, o a la maternidad forzada, que anula las posibilidades de millones de mujeres de continuar estudiando y de desarrollar sus proyectos de vida.
Otro de los enormes problemas tiene que ver con la discriminación en el ámbito laboral, en el cual no solo se castiga la maternidad, sino la potencialidad de ser madres en las mujeres en edad reproductiva.
En últimas, la llegada de Kamala Harris a la Casa Blanca es esperanzadora, pero es más que todo un recordatorio de todo el trabajo que queda por delante para que las mujeres podamos competir, en condiciones de igualdad, para seguir rompiendo techos de cristal.
Foto: The White House